Por: José C. Nieves Pérez
Roban los políticos, sin piedad, el dinero del pueblo, sin cesar. Se enriquecen a costa del dolor, de aquellos que luchan por su amor. Si no robaran, el país florecería, las calles serían más seguras cada día. La educación sería una prioridad, y la salud, un derecho de verdad. Pero el poder y la ambición, hacen que roben sin compasión. La corrupción se ha vuelto normal, y el pueblo sufre sin poder hablar. Si tan solo dejaran de robar, el país podría avanzar. El progreso sería una realidad, y el pueblo podría prosperar. Pero mientras sigan robando, el futuro será incierto y oscuro. La esperanza se desvanece, y el pueblo solo queda con la tristeza.